Como definir estos pasteles.....exquisita sencillez, sí, creo que eso es lo que mejor se adapta pues tras haberlos probado y haber confirmado lo deliciosos y suaves que son, la siguiente sorpresa fue saber lo sencillo que era hacerlos.
He de decir que la receta me la dio una compañera, nuestra querida Irene, que nunca dejará de sorprendernos con sus deliciosas recetas y con su generosidad para compartirlas con nosotros.
Después de tener la receta busqué información sobre la misma porque me pareció muy curioso que se llamaran Pasteles de Arroz, cuando no llevan arroz ni derivados en sus ingredientes, y hay teorías por ahí que dicen que el nombre puede venir de sus orígenes en los que es probable que se utilizara harina de arroz para hacerlos.
El origen es del País Vasco, concretamente de Bilbao, y es muy parecido a los pastéis de Belem de Portugal. Os copio lo que encontré en una página donde se hacía una referencia al supuesto origen de los mismos [...típicamente bilbaíno es el pastel de arroz. Acerca de
este pastel existen muchas historias pero la más conocida es la que
señala su origen en los pasteles que se hacían en Filipinas a base de harina de arroz y cuya receta fue traída por los marinos que hacían la “carrera de Indias”.
Una vez en tierras bilbaínas la harina de arroz fue sustituida por la
de trigo pero manteniendo su nombre original de “pastel de arroz”]
Añadir a esto que a día de hoy en la mayoría de las pastelerías de Bilbao se hace con hojaldre, yo la receta que he hecho utiliza como masa las obleas de empanadillas, las de toda la vida...y por supuesto quien lo prefiera puede hacer su propia masa, la cual si se hace de arroz se conseguirían unos pasteles perfectos para celíacos.
Tras un poco de lectura sobre la receta, que ya que era sencilla me pareció bien adornarla con su propia historia (y la mía, jeje!) os paso a detallar los ingredientes.
Ingredientes (para un paquete de 16 obleas):
- 1 paquete de obleas de empanadillas
- 100 gr de mantequilla
- 2 huevos
- 6 cucharadas de azúcar (soperas)
- 4 cucharadas de maizena (rasas)
- 1 vaso de leche
- 1 vaso de nata líquida
Con todos los ingredientes dispuestos, la ejecución es muy sencilla, se mezclan en un bol todos los ingredientes, es aconsejable derretir la mantequilla antes de incorporarla a la mezcla. Es importante conseguir una mezcla homogénea.
En una bandeja de horno para magdalenas, o cualquier otro molde de las mismas características (vasitos para flan, moldes de muffins, etc...) se colocan las obleas de las empanadillas cubriendo y haciendo los dobleces acordes para dar una forma adecuada al pastel. Es importante untar con un poco de mantequilla el molde para evitar que la masa se pegue.
Una vez colocadas las obleas echar la mezcla en ellas, rellenar sin salirnos de la masa.
Poner en el horno durante 30 minutos a 180º, vigilar que no se quemen, subirán un poquito pero no demasiado, se dorarán tanto en la mezcla como en los bordes de la masa.
Una vez transcurridos los 30 minutos, comprobar que estén doraditos y sacar del horno, dejar que se templen un poco y desmoldar, salen con mucha facilidad.
Como veis es una receta sencilla pero que merece la pena, quedan deliciosos, suaves y ligeros. En mi casa triunfaron y tuvo mucho éxito espolvorear un poco de canela por encima, los acompaña muy bien.
Yo he probado algunas variedades y hay bastantes cosas que les acompañan bien, de momento he probado a hacer alguno con un toque de vainilla, y queda muy bien, y otros con coco rallado, añadiendo tanto en la mezcla como espolvoreando un poco por encima una vez hechos. Sea como sea, quedan bien.
¡A disfrutarlos! Yo hasta ahora sólo he recibido alabanzas de quien los ha probado...