Bueno, bueno, bueno...hoy he descubierto esta receta y me ha encantado. Tenía un par de berenjenas pidiendo a gritos que las sacara del frigo porque estaban ya que no aguantaban más tiempo...
Como tantas veces, comencé a hacer revisión de recetas en Internet y me topé con esta en el blog www.mimejorhornada.com, y ahí que fui sin pensarlo dos veces.
Ingredientes:
- 2 Berenjenas medianas
- 1 Cebolla grande
- 1 Ajo
- 1 Huevo
- 9 Cdas. de Copos de Avena intengral
- 2 Cdas. de Harina de Avena integral o la que se desee
- 2 a 4 Cdas. de Queso rallado o en polvo (opcional)
- Sal
- Aceite de Oliva
- Pimienta
- Orégano
- Albahaca
Lo primero que haremos será picar la cebolla muy muy pequeña y fina para que se haga bien y se integre perfectamente con el resto de ingredientes. Yo he aprovechado una picadora manual que tengo para así hacer casi una pasta de cebolla. Mientras se va sofriendo la cebolla, vamos picando igual de finas las berenjenas, para ellas también he utilizado el picador y la verdad creo que es una solución perfecta para así conseguir una especie de conglomerado, similar a la carne picada. Cuando la tenemos picada, la añadimos a la sarten con la cebolla, salamos y vamos mezclando bien con la cebolla consiguiendo que se integren ambos ingredientes. A continuación picamos un ajo y lo mezclamos todo en la sarten junto con un poco de orégano, al gusto, hasta que veamos que está hecho y bien integrado. Probamos para ver si la sal está al punto y rectificamos.
Una vez que está todo bien hecho y bien mezclado, se reserva en un bol hasta que se templa un poco.
Cuando ya ha perdido temperatura, añadimos el huevo y el queso, si se ha decidido poner a la mezcla, a continuación añadimos los copos de avena y un poco de pimienta y removemos bien para que todo quede bien integrado. Dejamos reposar unos 10 o 15 minutos para que los copos de avena se hidraten bien y podamos hacer la forma de las albóndigas posteriormente. En caso de que haya quedado demasiado húmeda y nos sea difícil de manipular, podemos añadir más avena.
Pasado el tiempo marcado, podemos comenzar a formar las albóndigas, como yo las dejé bastante tiernas, utilicé para hacer la forma un par de cucharas, dándoles más o menos la estructura de una croqueta y luego, en un bol con harina de avena, ayudándome del harina, he ido dándoles la forma redondeada.
En una sarten ponemos un poco de aceite, el suficiente para que se hagan pero no mucho, yo he puesto unas 3 o 4 cucharadas y en cada tanda he añadido un poco para ir ajustando y que no se quemen. Como las albóndigas son muy tiernas hay que tener mucho cuidado al darlas la vuelta para que no se rompan, según se van haciendo por cada lado vamos girándolas sobre la sarten hasta que estén hechas. Como la berenjena está ya cocinada, el tiempo es de tostado por lo que no es mucho.
Cuando están hechas, las sacamos de la sarten y las ponemos en un plato con un papel absorbente de cocina para que absorba cualquier exceso de grasa que pudiera quedar.
Llegados a este punto, las albóndigas están hechas, son suaves, tiernas y jugosas, por lo que se podrían tomar así directamente. Yo he decidido hacer una salsa de tomate y cebolla para ellas, con mucho miedo por si acaso se humedecían en exceso y se rompían pero han aguantado bien.
Una vez pochada la cebolla, he añadido tomate natural, un poco de albahaca y he rectificado la sal de la salsa, una vez caliente todo, he añadido las albóndigas y he dejado que se cocinen unos 4 o 5 minutos mezclándolas con mucho cuidado para evitar que se deshagan.
A partir de ahí...comer y servir.
Fantástico descubrimiento.
Ana