lunes, 18 de abril de 2016

Pasta con salmón

Este es uno de esos platos que aprendes de adolescente y pasen los años que pasen sigue gustando como el primer día, pero gustar gustar, de esos de rebañar la cacerola y chupar la cuchara al terminar de cocinar. Y eso sí, como suele pasar con los platos de pasta, cogido el truco de la cocción y mezclando bien los ingredientes, éxito garantizado

Ingredientes:

- Pasta al gusto (yo he probado con fusilli tanto al huevo como de verduras, con lazos o cualquier pasta corta ligera y flexible y también con nidos cortando posteriormente para comer las cintas)
- 150 g de Salmón Ahumado
- 1/2 Cebolla grande blanca o 1 cebolleta
- 3 Ajos
- 1 Bote de nata para cocinar pequeño (200 ml)
- Zumo de 1/2 limón
- Queso en polvo 
- Pimienta
- Sal
- Aceite de oliva virge

Lo primero que haremos será picar los ingredientes de la salsa, mientras se pone a cocer el agua para la pasta con sal y un chorrito de aceite. 

Picamos pequeñita la cebolla, el ajo, en tiras pequeñas o cuadraditos el salmón ahumado y exprimimos medio limón.

En una sartén con un poco de aceite de oliva se echa la cebolla y se remueve mientras se va ablandando, cuando la cebolla comienza a ponerse transparente añadimos los ajos picados y removemos hasta que va tomando color a fuego medio-bajo. Cuando ambos ingredientes están guisados pero no tostados se añade el salmón y se remueve mientras se observa que va tomando un color más blanquecino, un rosa muy suave, no hay que hacerlo mucho para evitar que se seque, por lo que cuando comprobamos que ya está un poco hecho añadimos la nata y removemos para que se mezclen bien los ingredientes. A la nata añadimos unas vueltas del molinillo de pimienta, dejamos que a fuego lento vaya a ebullición y removemos, añadiendo a su vez el zumo del medio limón. Seguimos removiendo mientras va haciendo su chup chup, y por último añadimos el queso en polvo, no he puesto cantidad porque esto sí que va en gustos, a mí me encanta y añado sin miedo, es importante que el queso ayude a espesar la salsa pero no es cuestión de que se haga un mazacote, claro...

Seguimos removiendo con el fuego muy bajo y apagamos reservando sobre el propio fuego caliente. 

Una vez cocida la pasta, se refresca bajo el grifo y se escurre bien, se añade un poco de pimienta sobre ella y se echa a la sartén donde hemos preparado la salsa con el sofrito de salmón para mezclar bien con la pasta. Se remueve y se prueba para rectificar si fuera necesario.

Una de las cosas más maravillosas de este plato es que aun con todo mezclado puedes distinguir los sabores de cada uno de sus ingredientes por separado haciendo el conjunto un plato exquisito. 


Evidentemente no es para dietas pero un capricho a tiempo....¿por qué no?

Espero que os guste

Ana